El parque residencial español lleva años necesitando combatir su obsolescencia, razón por la que el sector de la vivienda insiste en la necesidad de impulsar la promoción de residencias para aumentar la oferta y facilitar el acceso a un mercado inmobiliario de calidad.
En este sentido, para que los edificios de viviendas en España cumplan con los objetivos de sostenibilidad marcados desde la Unión Europea para el año 2030 deben seguir una serie de criterios en diferentes áreas. ¿Sabes cuáles son? En el post de hoy queremos profundizar en qué es lo que convierte a un edificio en sostenible y qué camino nos queda recorrer para conseguir un parque inmobiliario respetuoso con el medio ambiente.
Eficiencia energética: Los edificios deben estar diseñados para minimizar su consumo de energía, utilizando tecnologías como aislamiento térmico de alta calidad, sistemas de calefacción y refrigeración eficientes, iluminación LED y energías renovables integradas, como paneles solares.
Uso de materiales sostenibles: Se deben utilizar materiales de construcción que tengan un bajo impacto ambiental durante su producción, transporte, instalación y eventual eliminación. Esto puede incluir el uso de materiales reciclados, de origen local y que sean renovables.
Gestión del agua: Los edificios deben incorporar sistemas de recolección y reutilización de agua pluvial, así como tecnologías de bajo consumo de agua, como grifos y duchas de bajo flujo, y sistemas de riego eficientes.
Calidad del aire interior: Se deben implementar medidas para garantizar una buena calidad del aire interior, como sistemas de ventilación mecánica controlada, materiales de construcción que no emitan sustancias tóxicas y políticas de control de humedad.
Accesibilidad y movilidad sostenible: Los edificios deben ser accesibles para todas las personas, incluyendo aquellas con movilidad reducida. Además, se deben promover opciones de transporte sostenible, como la proximidad a servicios públicos, infraestructuras para bicicletas y estaciones de transporte público.
Espacios verdes y biodiversidad: Se deben integrar áreas verdes dentro y alrededor de los edificios para mejorar la calidad de vida de los residentes y promover la biodiversidad urbana. Esto puede incluir jardines comunitarios, techos verdes y áreas de recreación al aire libre.
Adaptación al cambio climático: Los edificios deben estar diseñados para resistir y adaptarse a los impactos del cambio climático, como olas de calor, inundaciones y tormentas intensas. Esto puede incluir medidas de diseño como sistemas de drenaje urbano sostenible y protección contra incendios.