Habitualmente, los compradores que quieren adquirir una vivienda deben tener suficientes ahorros para pagar al menos el 20% del precio de la propiedad, más impuestos, honorarios de notario y registro. Muchos de ellos son incapaces de superar esta barrera de entrada y, recientemente han ingresado al mercado nuevas empresas de alquiler con opción a compra.
Si bien este servicio no es nuevo y lleva mucho tiempo siendo introducido por las inmobiliarias clásicas, las empresas emergentes en este campo nacidas de la nueva tecnología han empoderado a la industria a través de la aparición de modelos económicos que intentan mejorar la conexión entre Propietarios, inquilinos o compradores potenciales.
Sara Arranz, gerente de TresHabitat, opina que el alquiler con opción a compra “es una fórmula ideal para ayudar a pagar de manera cómoda la entrada de un piso ya que son contratos de alquiler de duración normal, de manera que el cliente ya puede ocupar la vivienda desde un principio”.
Es una forma poco habitual ya que “el vendedor es el que hace el mayor esfuerzo, dejando la vivienda a disposición del comprador y permitiéndole pagar el 20% inicial en cómodas cuotas”. Por este motivo, Arranz reconoce que es “difícil” encontrar propietarios dispuestos a ofrecer esta fórmula, ya que requiere que el vendedor no necesite de forma inmediata.
A la hora de formalizar el contrato, Arranz apunta se deben tener en cuenta dos vertientes: por un lado, redactar un contrato conforme a la Ley de Arrendamientos Urbanos y, por otro lado, el contrato con opción a compra o de compraventa.
Este tipo de contrato no significa necesariamente una tarifa de alquiler mayor o menor que un contrato regular, pero sí implica una inversión inicial más alta al tener que aportar una prima a la opción de compra, generalmente mucho más alta que la cantidad ofrecida como depósito. Además, en el caso de las cuotas y a diferencia de lo que ocurre con la garantía, si el inquilino no decide comprar la casa al final, pierde lo invertido al inicio.