El continente europeo ha acaparado tradicionalmente muchas de las miradas de los inversores inmobiliarios. Reúne muchos factores que lo convierten en un destino muy cotizado: ubicación estratégica, gran patrimonio histórico y cultural, cercanía entre sus grandes capitales, alta calidad de vida y un elevado nivel de concentración empresarial.
En este sentido, no es de extrañar que España sea, junto a Reino Unido y Francia, una de las opciones preferidas por los grandes patrimonios a la hora de adquirir bienes inmuebles de carácter residencial. Así se extrae del informe The Wealth Report, de Knight Frank, que también añade a Australia y Estados Unidos en el top-5 predilecto de las grandes fortunas que cuentan con un patrimonio de, al menos, 30 millones de dólares (unos 28 millones de euros).
El estudio también indica que, en el pasado año, alrededor del 40% de las grandes fortunas aumentaron su patrimonio gracias a sus inversiones en segmentos como el inmobiliario o el de divisas, entre otras. Por si fuera poco, para este 2023 las expectativas mejoran con el 70% de los consultados (más de 500 banqueros privados, asesores patrimoniales y directores de family offices) convencidos de que sus clientes aumentarán su riqueza este año gracias a sus inversiones en real estate y tecnología.
¿Qué tendencias se prevén para este 2023?
Cuando apenas llevamos un par de semanas cumplidas del presente ejercicio, las elevadas tasas de interés harán que la demanda modere su actividad en la compra de activos residenciales. Si el año pasado alrededor del 21% de las grandes fortunas buscaban comprar una residencia, este año la cifra es del 15%. Los inversores de Oriente Medio y Asia serán quienes tomen mayor protagonismo para comprar segundas residencias e, incluso, mudarse a los países mencionados teniendo segmentos como los de salud, logística, industrial y oficinas como principales objetivos, junto al alquiler privado, hoteles y ocio.